"Wenn sich dicke Eier als Weichei entpuppen"
(Cuando los güevotes se descubren como güevos agüados)
En alemán hay una expresión para referirse a la gente delicada o al cobardón -al blandengue-: Weichei, que se traduce como huevo (Ei) agüado (weich). Y que sí, también puede usarse con la connotación de güevo agüado. Yo, personalmente, veo a los mexicanos patrioteros, esos que se enojan con la publicidad de la texicaner y a los que consideran discriminatorias las medidas chinas, un Weichei. Entre los Weichei está nuestro Presidente Calderón ( y su canciller), quien trás su cáscara de güevos duros, esconde unos güevos agüados. Se queja mucho.
Me encontré hoy este comentario en el Frankfurter Rundschau y me pareció interesante traducirlo para mostrar cómo es que nos ven en el mundo, no, no como apestados, sino como jarritos de tlaquepaque. O más bien diría yo, como un pueblo sumamente inseguro.
Almas Insultadas
Por Klaus Ehringfeld
Frankfurter Rundschau
La intensa reacción del gobierno mexicano por la marginación y rechazo que debido a la Influenza Porcina han sufrido los mexicanos en los últimos días en Shangai y Chicago parece exagerada. Seguro que no era necesario apelar a la ONU y la OMS, tal y como hizo la canciller mexicana Patricia Espinoza. Pero la reacción trae a la luz la delicada alma y el autoentendimiento de una nación, cuya identidad carece de seguridad y que por ello reacciona de una manera muy sensible a la crítica del exterior y reacciona con repudio a ella.
Durante muchos años, Mexico, fue visto como la tierra de las playas y las pirámides. Sin embargo, México se ve a sí mismo como un "peso completo" en materias económica y política y reclama un papel de líder en América Latina, su participación en la cumbre del G20 en Londres subrayó la creciente importancia de ese país.
Pero México sufre ahora fuertemente la crisis financiera y económica, el Estado no puede controlar a los cárteles de Coca y aunado a ello, aparece la Influenza Porcina, gracias a la cual son los mexicanos tratados como portadores de la peste negra en el mundo.
México no ha desarrollado una verdadera identidad. Tras un fuerte Pathos nacionalista se esconde la inseguridad de un pueblo que no sabe dónde está su lugar entre sus raíces aztecas, su tradición española y su cercanía con los Estados Unidos. "Como México no hay dos", (traduce: ningún país es tan bello como México). Esta convicción está muy extendida. No coincide mucho con la realidad, pero ella aclara la ofensa -de los mexicanos- sobre la crítica en el extranjero.
Por Klaus Ehringfeld
Frankfurter Rundschau
La intensa reacción del gobierno mexicano por la marginación y rechazo que debido a la Influenza Porcina han sufrido los mexicanos en los últimos días en Shangai y Chicago parece exagerada. Seguro que no era necesario apelar a la ONU y la OMS, tal y como hizo la canciller mexicana Patricia Espinoza. Pero la reacción trae a la luz la delicada alma y el autoentendimiento de una nación, cuya identidad carece de seguridad y que por ello reacciona de una manera muy sensible a la crítica del exterior y reacciona con repudio a ella.
Durante muchos años, Mexico, fue visto como la tierra de las playas y las pirámides. Sin embargo, México se ve a sí mismo como un "peso completo" en materias económica y política y reclama un papel de líder en América Latina, su participación en la cumbre del G20 en Londres subrayó la creciente importancia de ese país.
Pero México sufre ahora fuertemente la crisis financiera y económica, el Estado no puede controlar a los cárteles de Coca y aunado a ello, aparece la Influenza Porcina, gracias a la cual son los mexicanos tratados como portadores de la peste negra en el mundo.
México no ha desarrollado una verdadera identidad. Tras un fuerte Pathos nacionalista se esconde la inseguridad de un pueblo que no sabe dónde está su lugar entre sus raíces aztecas, su tradición española y su cercanía con los Estados Unidos. "Como México no hay dos", (traduce: ningún país es tan bello como México). Esta convicción está muy extendida. No coincide mucho con la realidad, pero ella aclara la ofensa -de los mexicanos- sobre la crítica en el extranjero.
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