Comentario al día de la reunificación alemana

Gera nos ha invitado a participar en este blog que ha creado, aprovechando esta "ola de civilización" representada en los espacios cibernéticos, tal vez más importante que lo sucedido en el neolítico o con la imprenta. Hoy, todos estamos en todo y todos sabemos de todos. Debemos ser concientes de este enorme poder de comunicación y usarlo en beneficio de los hombres y las mujeres; de cada uno. Hay un espacio "serio" de Gera y éste es más "light", tal vez, más destinado a la fiesta y el sentido del humor, que nunca sobran. Si algo distingue al ciberespacio es que la regla es que no hay reglas, más allá del respeto y la tolerancia que nos debemos todos. "Nosotros somos nosotros" dice la canción con que Gera nos ilustra el aniversario de la reunificación alemana y miramos una secuencia de fotografías que pudieran impactarnos o simplemente sernos indiferentes. Tendemos a despreciar o directamente a odiar lo que no comprendemos, es condición humana. Hollywood desde la postguerra y la propaganda enorme que está en todos lados, nos han estereotipado a todos. Los mexicanos, por ejemplo, no dejamos de usar sombrero y vivir en ranchos polvosos, con burros y magueyes, pero bailamos tango y toreamos, ante la mirada de Rosita, ataviada con un faralaes colorado con puntos blancos.A los alemanes, ya sabemos como los presentan y entonces siempre prejuzgamos. Debo decir que fuí siempre un francofilo declarado, pero reconozco que los alemanes han ganado mi corazón, pues mi mente ya la tenían con sus muchos genios. Encontré un pueblo amable, sensible, bien educado, respetuoso y como siempre, ya es proverbial, muy inteligente.Un niño nació en 1930 en una hermosa región de Europa central, formada por viñedos y ahí creció y corrió e hizo lo que todos los niños del mundo hacen. Pero algo que no todos los niños del mundo hacen, lo tuvo que hacer él, pues fue enrolado en el ejército Nazi a los 13 o 14 años de edad y lo mandaron al frente occidental a pelear. El niño alemán luchó, estuvo en una guerra real y finalmente fue capturado por los aliados y enviado a un campo de concentración -- que también los había del otro lado, como ahora Guantánamo y otros -- y ahí trabajó forzadamente. Cuando la guerra terminó, fue liberado y enviado de vuelta a su región de viñedos, ahora destruídos e inexistentes. El Estado era propietario de todo y no le quedaba sino su dignidad. Le dijeron que ahora vivía en un régimen comunista y no tenía los derechos más básicos. Sin embargo, se abrió camino, pudo trabajar como obrero y formar una familia, lo más parecida a la que él mismo tuvo. Así, en esas condiciones de anonimato y temor, pasaron más de 40 años. Hoy es un viejo digno y con una sonrisa serena, fuerte como roble y abierto a saber del mundo. Su vida fue compleja y más allá de quienes mandan a los hombres, ese hombre no es culpable de nada. Hoy, puede disfrutar en paz y libertad, al final de su vida, de un helado de vainilla con su barquillo, sentado en una mesa soleada, tal vez no pida más. Esos hombres y mujeres, crecieron en medio de odio irracional e ideologías encontradas, que otros habían impulsado porque mandaban. Pero ellos no guardan ningún odio y viven sus vidas bajo una palabra mágica: "dignidad".Tuve la oportunidad de estrechar su mano y abrazar su cuerpo y charlar en plena tranquilidad, como lo he hecho con muchos profesores alemanes. Todos somos hombres iguales y libres y nos diferencia la cantidad de sufrimiento acumulado. Los mexicanos debemos darnos cuenta de eso y no prejuzgar, pues hemos tenido una vida lo más cercana a la felicidad.Celebremos con los alemanes su capacidad de recuperación y la enorme dignidad de su pueblo. Agradezcamos a los alemanes, mientras celebramos con ellos, su excelente cerveza, la existencia de Schumacher que nos deleitó con su maestría al volante, las aportaciones de Leibniz, Kant o Hegel, la pluma milagrosa de Goethe, la música de Bach o Beethoven, sus paisajes y campiñas y bosques, la transmisión automática que tanto disfrutamos en las horas de periférico y tantas otras cosas buenas.

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